Día 5 – Martes 23/09/2014 - Oruro – Copacabana ( Hotel Del Lago )
En Oruro, la cuestión de alojamiento se venía complicando. Tuvimos que trabajar duro para convencer a Gustavo que no se podía acampar en la plaza de la ciudad, y la verdad, muchos lugares para encender el fuego a la noche por acá cerca no teníamos que digamos, así que nos metimos en el Flores Plaza Hotel de Oruro. Realmente no vimos otra alternativa.
Lindo el hotel, vengan que se los muestro…
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Tranqui, limpio, cómodo …
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Espacioso, cálido …
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Aca la sala de fotografía y bitácoras del viaje …
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El grupo desayunando. El observador poco entrenado podría pensar que estamos muy relajados tomando café y charlando de bueyes perdidos y salsas de quinoa.
Pero no. El grupo, está trabajando febrilmente.
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Aquí vemos un debate sincronizado. Y no fue para la cámara eh … Jose Luis dice “vamos para allá” … El gourmet Gustavo obviamente dice “no, vamos para allá” .. Sergio pensando porque catzo no harán un poquito más grande el teclado de los ipad, y lord Robert conectado a los satélites de la NASA para verificar condiciones climáticas y geográficas del próximo tramo.
Tito fiscaliza que no le metamos más de 600 km al tramo …
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Aca quería acampar el gourmet. Plena plaza de Oruro. El banco ya se lo habían ganado de mano, como pueden ver …
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Lo tomó bastante bien, pero cada tanto insistía …
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Me tuve que poner firme … No ! … Se imaginan colgando los faroles de 200 w de lord Robert por ahí ¡!??
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Para que no extrañemos Buenos Aires, los muchachos nos tenían preparado un piquete con elementos locales.
La escena nos sorprendió por lo tranqui.
El piquete consistía en dos señoras que sostenían esa bandera que ven ahí.
Otro par se sentó delante, no vimos bien si se pusieron a dormir o a tejer algo.
Los que llegaban a la esquina giraban y se iban a otro lado.
Yo creo que les hace falta practicar un poco. Deberían venir a Bs As a hacer un cursito sobre estos menesteres …
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La city de Oruro. Pintoresca, cuidada, agradable … Un poco apretada. Quedó chica con el tiempo …
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Ya camino a Copacabana (lago Titicaca), escenas de los pueblos a la vera de la ruta …
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A este se ve que le pidieron prestado los medidores un par de veces …
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No estamos seguros sobre si por ahí pasa el tren regularmente, o ahí quedaron esas vías como mudos testigos de mejores épocas.
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Muchos lugares tenían pinta de estar recién acondicionados. Acá un cantero central que en un futuro no muy lejano lucirá un vergel de plantas multicolor …
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El futuro Coto. Hay que decir que hay visión para cubrir toda la superficie del país con supermercados…
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Y finalmente, ya bien en las afueras, nuevamente ruta … En el camino a Copacabana pasaríamos cerca de La Paz.
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No tengo audio para esta toma del relato, pero les recreo la escena.
Acá el piloto JL, a mi izquierda, viene cantando por centésima vez “que es lo que tiene la chaia …” y yo ya estoy repodrido. Pero yo tranquilo, no le digo nada a ver si en la próxima estación de servicio le dice a Ernie que se venga adelante y me caga la pole position …
Así que me quedé en el molde, y me vino a la mente “que perfume tenía esa doña en la estación de servicio … !!”
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Aca, llegando a las afueras de La Paz. La verdad es que “la paz” la teníamos en la ruta antes de llegar acá. Como toda ciudad con alta densidad poblacional, esto era un caos. Encima nos venía persiguiendo una lluviecita persistente .
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El caballero aprovechó que con lluvia nadie salía a comprar nada para hacer un poco de siesta.
Más adelante, una buena señora apareció en la vereda con un tacho lavando prendas íntimas de la familia… y, hay que aprovechar el agua …
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Bueno, aca el esquema de movilidad es así: no vimos “colectivos” como los que acostumbramos a ver allá en Buenos Aires. Aquí hay combis, millones !!!!
Van como un enjambre de moscas por todos lados, con una sincronización para no chocar asombrosa.
Más te acercas a la derecha, más caos. En eternos ciclos, van de izquierda a derecha, paran, suben gente, y se vuelven a lanzar a la izquierda.
En cualquier parte de la cuadra. Un milagro que no nos lleváramos puesta alguna de recuerdo…
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En determinados lugares los niveles de embotellamiento eran importantes …
Por esta zona se nos pone uno a la par y viendo que obviamente no éramos locales, nos empieza a dar indicaciones de por donde movernos y poder salir del embrollo.
Lo dejé hablar como media hora, y le espeté un “I don´t speak spanish sir” …
No se si me entendió o qué, pero hizo un gesto medio raro con la mano y no nos habló más.
Mientras tanto, todos seguían subidos a la bocina de una manera impresionante !!! Como no se cansan de los bocinazos!!! Que aguante ¡!!!
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Versiones mini del Coto.
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De estos lugares había un montón, hasta que descubrimos que eran negocios de venta de chapa acanalada…
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Sergio divertido. Menos mal que no tenemos audio en este sector del relato … las puteadas venían en todos los colores …
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Un bondi más grande. Vimos muy pocos de estos. Tuneados a la boliviana …
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Imagínense lo que está diciendo Tito …
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Después de unas cuantas horas y kilómetros más, acá estamos, arribando a la zona del lago Titicaca. Realmente un lugar paradisíaco …
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Nuestra primera experiencia en balsa, de las muchas más que iríamos a utilizar. Acá cruzando el lago Titicaca por el Estrecho de Tiquina ( Ruta 2 ).
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Me dijeron que del otro lado había un Howard Johnson, pero no lo veo por ningún lado. Me parece que estos turros me caminaron de nuevo con este tema …
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Seguimos por la ruta 2, rodeando el lago Titicaca que nos ofrecía una puesta de sol espectacular.
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El pueblo de Copacabana. Acá se respira ambiente turístico. Se notaba más litros de pintura volcados en las casas.
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Aquí una oficina de peaje para el ingreso a Copacabana.
Los muchachos de la oficina nos recibieron con las brazos abiertos.
Bienvenidos a Copacabana ¡!!!
Acto seguido, para no demorar nuestro camino, emitieron el correspondiente ticket de pase que incluía un importe para la visita a la Basílica de la Virgen de la Candelaria. Gentilmente le comentamos a los señores que nuestra intención era seguir viaje, y no teníamos tiempo para visitar la Basílica, por lo que solo queríamos pagar el ticket del peaje.
Con un afectuoso pero concluyente “Amigo. Aquí todos pagan”, abonamos sin chistar lo que nos indicaban y ahí sí, felices y contentos, nos dirigimos a la zona costera en busca de algún lugar apropiado para echar campamento.
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La costa realmente linda. La vista no tiene mucho que envidiar a los típicos pueblitos del mediterraneo, a no ser por la temperatura. De noche los grados bajaban rápido ¡!!
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El ya conocido y querido mini super regional.
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Gustavo ya estaba oteando los alrededores para ver donde ponía la parrilla y la cacerola para cocinar un excelente guiso de carne, cuando apareció Lucas comentando que había logrado alojamiento para todos, chatas inclusive, en el Hotel Del Lago a precio de ganga.
Una oferta que costo realmente mucho rechazar, pero finalmente el grupo entró en razones y decidimos utilizar las instalaciones del hotel.
Por suerte, la verdad, porque yo ya me había hecho a la idea de un Howard Johnson, y la idea de terminar en una carpa a la orilla del lago con el tornillo que venía, mucho no me apasionaba…
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Así que en lugar de armar toda la mega infraestructura de acampe, nos dedicamos a disfrutar de la puesta de sol …
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Más tarde fuimos a cenar a lo del Jamaiquino, un alegre muchacho que tenía para ofrecer lo que quisieras. Pero lo que quisieras. A ver si me entienden … Lo que quisieras …
Algunas consideraciones sobre el estado de salubridad del entorno hicieron que sin mucha alharaca nos retiráramos sigilosamente hacia el restaurant de la esquina siguiente, el restó del hotel “Las Brisas”.
En el restó no había nadie y me parece que se ya se estaban yendo a sus casas, pero cuando vieron venir a un paquete de tipos con cara de famélicos recularon y se volvieron a poner los delantales para atendernos.
Se veía que acá era importante llenar el tiempo, porque la velocidad en la atención no era precisamente le fuerte.
El hotel, ok. En realidad no estaba operativo a full, así que nos tuvimos que bancar algunas perlitas, pero bueno, a caballo casi – regalado …
Aquí el sector fotografía y bitácoras …
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En las duchas nos encontramos estos simpáticos aparatitos. Yo había escuchado de estos “ducheiros”, pero aquí los teníamos en vivo y en directo.
En varias oportunidades, en horarios previos a irse a dormir, escuchamos algunos alaridos onda cabrón electrocutándose, pero por suerte a la mañana siguiente todos aparecieron vivitos y coleando para el desayuno.
Se ve que había algún esquema de cañerías interconectadas, porque cuando en la habitación de Robert abrían el agua fría, comenzaba a salir agua de la ducha en la habitación de al lado, donde estaba Ernie. Simpático el lugar.
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En algunas duchas ni estaba la perilla del agua fría. Después nos dimos cuenta que ni hacía falta. Aún con la canilla de agua caliente al mango nos congelamos hasta los productos de granja.
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Día 6 – Miercoles 24/09/2014 – Copacabana – Puno
El día amaneció nublado y con algo de lluvia. Así que después de un frugal desayuno y ordenar un poco el desorden natural de las chatas, cargamos todos y partimos raudos hacia la ruta.
Aquí unas vistas del hotel Del Lago.
El encargado, don Feliciano, corriendo por todos lados para hacer que el hotel funcione.
Parecía droopy. Aparecía con el desayuno. Corría con las toallas. Abría los portones. Ponía la música…
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Por calefacción había una especie de estufas portátiles con un cajón que contenía una garrafa.
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Seguimos nuestro viaje, hacia la frontera con Peru.
El tramite realmente rápido y sencillo, sin mayores complicaciones.
Aquí llegando a la ciudad de Puno, Perú, cerca del mediodía.
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La ciudad coqueta, bastante linda. También se respiraban los años de la época del virreinato …
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Bueh, como no quisimos ir a la Basílica de la Virgen, la Virgen y su procesión nos vino a ver a nosotros …
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Más de estos simpáticos vehículos monoespacio.
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Los desniveles de nuestra querida ruta 6 en open door un poroto al lado de este descalce ¡!!
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Y acá me tienen, después de mucho romper por un Howard Johnson, finalmente encontré algo mejor. Pese al pataleo de Gustavo y los berrinches del resto, me metí en este hotel. Anoten.
Hotel Sonesta Posadas del Inca. Sí señor. Por fin mis ruegos fueron escuchados.
Y como llegamos en el horario del almuerzo, pues, sin pensarlo dos veces, nos sentamos y nos agasajamos con un merecido plato de comida caliente. Creo que mi cara de felicidad lo dice todo … Que rico estaba todo acá …
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Gustravo, muy a gusto con su plato …
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Como pueden observar, todos muy concentrados en sus platos.
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De aquí, partimos a una excursión a la isla de los Uros, con Francisco, quién ofició de guía durante la visita.
Acá no llevé la cámara, así que en otro apartado les agrego fotos de los Uros de alguna otra máquina ¡!
La cena transcurrió nuevamente en el acogedor salón comedor del Sonesta.
Debo decir que la cocina del hotel es excelente.
Tito y Ernie se pidieron un risotto con langostinos, Lucas se despacho con una entrada de paltas y después pollo al horno con papas, JL un risotto con vegetales, Sergio y Roberto le dieron al cordero asado, y mua, unos fettuccinis caseros que estaban para alabar a los dioses …
Día 7 – Jueves 25/09/14 – Puno – Yucay
Las chatas en su merecido descanso. Se venían portando de diez. Ahí un infiltrado que nos arruinó la foto. Los muchachos lo querían retirar con el malacate, pero los convencí de que se comporten civilizadamente.
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El hotel realmente bonito. Limpio y el servicio excelente.
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Aca el sector más visitado por los choborras del grupo.
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La parte de atrás del hotel daba directamente al lago. Un modesto templete de madera para tomar algo disfrutando el fresco de la tarde, un muelle, y al fondo, el barco “Yavari” ( 1862), que después iríamos a visitar.
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Al fondo, la ciudad de Puno. Suerte que los muchachos encontraron este hotel aca. Quedarse ahí en frente decididamente hubiera sido un error de estrategia .
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Visita al barco. A modo de resumen, este barco y otro más gemelo, fueron contratados por el gobierno del Perú a Inglaterra. Los barcos fueron construidos y transportados desmantelados en cajas hasta el lago ( más de 2700 piezas ). Las piezas arribaron a la costa del Perú en el Pacífico en 1862, y transportadas primero en tren y luego en mula, para recién en 1870 lograr botar al Yavari y su hermano en las aguas del Lago.
Actualmente, el Yavarí es un barco museo.
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Prohibidísimo tocar los bronces ¡!!! Lucas oso amagar con señalar con el dedo algo que le llamó la atención en esta pieza y casi nos acuchillan.
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El almirante sir Ernie al mando del buque.
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La sala de maquinas … Miren los pistoncitos del motor.
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El banco de herramientas.
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Después de un reñido debate con respecto a la dirección a seguir, tuve que imponer orden, y hacer valer mi voto definitorio. En la recepción nos dijeron que había un hotel de la misma cadena en Yucay, cerca de Cuzco ( o Cusco, como le dicen ahora), y por haberle caído bien a las niñas que atendían, nos daban un descuento importante si íbamos al otro hotel.
Así que tome al toro por las astas, y pese a los berrinches de varios de los integrantes, hacia ahí nos dirigimos. Que tanto …
Entre Tito y Gustavo se estaba gestando una linda amistad, que se iría afianzando en el resto del viaje …
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Así que dejamos atrás a la pequeña Puno con sus hermosas vistas al lago y al canto de “que es lo que tiene la chaia … “ nuevamente sobre el asfalto en dirección a Yucay.
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Aquí llegando a la city de Juliaca.
Nos habían advertido que esta ciudad era un pequeño caos concentrado, y no le habían errado nomás los muchachos ¡!!
Hay algunos pendientes importantes con el tema del tránsito acá ¡!!
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La cosa se iba poniendo más densa conforme nos acercábamos al centro de la city.
Investigamos todas las maneras posibles de circunvalar esto, pero no hubo caso.
Paciencia, y a meterse de lleno en el despiole para salir por la otra punta lo más rápido posible.
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Algunos detalles pintorescos de la city. Hornito de barro en la calle. Imposible hacerse un pollo al horno de barro sin que te caigan todos los vecinos a saludar …
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Aquí tapón a la Moyano. Dos camiones que tapaban el paso. Ninguno queriendo ceder. Atrás todos a los bocinazos limpios.
Otra vez la frase de nuestro querido embajador en Luxemburgo resonando en nuestras mentes … “me quiero ir de acá ¡!! “.
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Después de una hora larga, pudimos pasar a través de la ciudad y ganar nuevamente la ruta.
Ya aliviados, seguimos nuestro camino.
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Aquí el río Vilcanota. Don Gustavo, ya harto de los hoteles cinco estrellas, aprovechó un momento en que relajé un poco el guante, y se fue a la vera del río … “Acá paramos y hacemos una picadita para descansar del stress de Juliaca” mandó. Y si, bueno, no le podíamos negar el momento.
Recordando el famoso “para hacer tus necesidades hay tiempo pero bajar las libras de mis neumáticos no”, preferí optar por lo sano y darle un poco de soga a los pibes…
No sé bien que estaba buscando Gustavo en ese bolso, pero empezó a salir de todo de ahí adentro. Si seguía un poco más, creo que aparecía un semirígido con yumpa y todo de ahí adentro …
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Creo que en ninguna travesía las mesas cabronas tuvieron tanto laburo como en esta.
Nuevamente el general Lucas con cuchilla en mano viabilizando vituallas para todos.
Lord Robert y el queso gruyere que fue estrella de la mesa por unas cuantas picadas hasta que desapareció irremediablemente en las entrañas de los cabrones.
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Ja. Y de repente, de la nada, aparecieron estos chicos. Deben haber olido el aroma de la picada a kilómetros y se acercaron a ver si recibían algo.
Obviamente Lucas los evangelizó rápidamente con la coca cola …
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Aquí Sergio, en su misión de llevar el mensaje cabrón al mundo, posando con los muchachos locales.
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Yo no me quise quedar atrás, no sea cosa que después digan por ahí que no quise sociabilizar con las culturas hermanas que íbamos conociendo en el camino.
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Ernie el astuto, se trajo la sombrilla para paliar el solazo que pegaba fuerte.
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El río se escurría lentamente sobre su lecho, acercándonos un suave murmullo de fondo, que junto a la picada y el silencio y la calma general de la zona, nos dejaba a todos una sensación de gloria, satisfacción y enorme agradecimiento por la posibilidad de estar haciendo este viaje.
Algunos hasta se animaron a ponerse los trajes de pesca e ir a tirar líneas por ahí.
Vamos a dejar que Jose Luis y Gustavo cuenten por boca propia los resultados obtenidos en la actividad.
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Otra vez en la ruta. Aparecían incontables urbanizaciones como la que les muestro en esta foto. Un par de cuadras de casitas a orillas de la ruta.
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Y finalmente, vamos llegando a Yucay.
El paisaje se asemeja mucho a nuestra Mendoza.
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Y ya de noche, arribamos al hotel Sonesta Posada del Inca en Yucay.
Estas instalaciones, mucho tiempo atrás, conformaban un monasterio en manos de los jesuitas, donde se dedicaban a meditar.
Ningunos giles los pibes.
Miren el lugar que eligieron para levantar el monasterio.
De lo mejorcito de la zona.
La verdad es que estaba encantado con este hotel. Ya me estaba gustando la cosa. A falta de los Howard Johnson, esto no estaba nada mal.
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No se equivoquen. Parece que estamos de joda disfrutando una noche hermosa, cálida, estrellada, perfecta, tomando unas cervezas muy relajados mientras una suave brisa nos arulla.
Pero no.
Estamos en pleno debate, acalorado y furibundo, sobre los próximos pasos a seguir.
Acá la cosa se estaba desmadrando, y tuve que imponer algo de orden por la fuerza.
En retrospectiva, les pido disculpas por la dureza de mi tono y mis apreciaciones, pero sin ellas, creo que ahora estaríamos en el Sonesta de Chichen Itza.
Algunos se querían ir a Machu Picchu, otros se querían ir a Ollantaytambo, otros se querían ir a navegar por el Caribe y otros se querían quedar una semana durmiendo en el hotel…
Por suerte, bajo mi sabia y experimentada dirección y aplicando metodología científica a la cosa, se hizo un calendario pormenorizado de días e hitos faltantes a cubrir según la programación original, y de ahí surgió el plan más razonable.
Nos íbamos a visitar las ruinas de Ollantaytambo, que estaban por ahí cerca, y de ahí continuábamos viaje para la BR 317 con dirección a Manaus, y así llegar en la fecha programada a Manaus para tomar la balsa.
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Las habitaciones un lujo, y la ambientación “monasterio” bastante cuidada.
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La cerradura electrónica. Creo que debe haber quedado de la época en cuando los monjes se retiraban para sus actividades de meditación nocturna …
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Día 8 – Viernes 26/09/2014 – Yucay – Mazuco
El viernes amaneció claro y diáfano.
Un día espectacular para seguir con nuestra aventura.
Algunos estaban un poco tristones de dejar el hotel, pero bueno.
No vinimos a un tour hotelero. Venimos a la trans amazónica che…
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Las vistas del hotel con luz diurna. Tan buenas como las nocturnas …
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El sector de relax …
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Y si Jose, hay que pagar …
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Gustavo contento que se acercaba el acampe prometido …
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Sergio reclamándole media pila al grupo. “Vamos che … hay que mover … no nos podemos quedar todo el día aca … “
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Aca don Ernie disfrutando de los paisajes y las Santa Ritas …
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Espero que les haya gustado el hotel …
Si necesitan los datos o los nombres de las recepcionistas me avisan que con gusto se los paso.
Hasta me animaría a decirles que si van de parte mía les van a hacer un descuentito …
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Ya en ruta nuevamente.
Si hay algo que fue molesto en el viaje, fueron los mil y un peajes absurdos que nos tocaron.
En algunos lugares nos cobraron peaje hasta para pasar por senderos de tierra ¡!!
Aquí JL pescado infraganti en maniobras furtivas … Que les cuente él en que andaba.
No queremos comprometer a Pancho …
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Ferrocarriles de Perú a nuestra izquierda ¡!!
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Llegando a la city de Ollantaytambo, camino al sector turístico, donde se podrían apreciar ruinas de la época Incaica.
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Lord Robert paseando tranquilamente por los pintorescos caminitos del complejo turístico.
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Los turistas muy compenetrados en asimilar el legado cultural de la época Incaica…
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El centrito comercial para que nadie se vaya sin su souvenir.
Amigo, aquí todos pagan ¡!!!
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Melina, la guía que nos llevó por todas las ruinas. Caminaba como una cabra y nosotros atrás trotando hechos bola
Anoté en mi libreta … “Incluir más caminatas y ejercicio en las futuras travesías … “
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Los canales para transportar agua a todos los sectores de la antigua edificación.
Locales con la vestimenta típica de la zona.
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Eh, con el libro en la mano la hacemos todos …
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Aquí estamos dentro de una de las casas típicas del complejo.
Los muchachos tienen el morfi ahí a la mano. Bien fresquito ¡!!!
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Comenzamos a subir por un sendero lateral, desde el que se podía observar las ruinas en todo su esplendor y extensión.
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Dos turistas. No están guapos ¡!!??
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Miren que pose. Parece Buck Cannon en el gran chaparral …
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El grupo iba volviendo sobres sus pasos bajando el sendero, cuando me di cuenta que Jose no estaba. Adonde se metió. Me estaba preocupando este muchacho…
De repente, oteando el horizonte, lo encontré. Ahí parado, hablando con los Dioses.
Me pareció esuchar algo así como “ … y por el … TGV … que … y los cañitos de gasoil del or … “. Pero no pude dilucidar bien que estaba pidiendo … El viento se llevó las palabras …
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Bueno señores ¡!! Nuevamente al asfalto, sin prisa pero sin pausa ¡!!
Que esto no es un paseo. Vamos que la 317 nos espera ¡!!
Aquí, entrando a la bella ciudad de Cusco ¡!!
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Como siempre, los grandes acontecimientos se dan en las grandes ciudades.
Con ganas de rajar del denso tránsito del centro, tomamos una avenida y pusimos cuarta.
Andábamos con bastante cuidado, porque las motitos se cruzaban como mosquitos.
Increible la cantidad que había, y la de maniobras que se mandaban. No les importaba nada.
De repente escuchamos por la radio a Tito diciendo “uhhh, esperen muchachos que me lleve puesta una moto” …
Ah bueno … Ya nos imaginábamos todos contratando a Perry Maison para sacar a Tito del calabozo Peruano.
Volvimos sobre nuestros pasos, y vimos que por suerte la cosa no era tan grave.
La moto en cuestión tenía en la parte de atrás dos armazones cilíndricos de metal, que permitía transportar con la moto, dos garrafas de gas. Si. Así como lo escuchan y se imaginan.
Las motos van con dos garrafas de gas en los costados ¡!!
Bueno, este tenía una sola, y a lo mejor por eso andaba medio desbalanceado.
La cuestión que en algún cambio de marcha, Tito lo tocó de costado y lo volteó, por suerte sin mayores consecuencias.
La verdad es que la policía bastante bien.
Le pidió los documentos a Tito, que prolijo y eficiente saco la bolsa A33 de la guantera con todos los papeles anque análisis de ADN, luego le pidió los papeles al pibe, que no tenía un joraca, y encima no le contestaba nada al poli. Agarró un fono y empezó a llamar a alguien y hablar en cuchicheos …
Finalmente el poli se cansó y nos largo a todos.
Por suerte la sacamos barata …
De ahí seguimos viaje, y fuimos a buscar algún negocio donde comprar pan y algunas frutas.
De repente apareció un hueco con lugar para dos chatas en la vereda lindante a la avenida, y los equipos Robert-Lucas y Sergio-Gustavo se mandaron raudos a estacionar.
Las otras dos camionetas seguimos porque no había donde parar y los de atrás ya estaban a los bocinazos.
Así que avanzamos hasta la esquina y nos metimos en una bocacalle y estacionamos ahí, mientras lo escuchábamos a Tito rezongando en catalán por la radio … “claro, ellos ven lugar y estacionan, el resto que se vaya a la c.. de su herm … “ …
Y aquí señores espectadores, se me presenta un dilema.
Realmente aquí no sé bien como seguir.
No tengo claro cómo manejar la situación que se nos presentó.
Me gustaría poder consultarle a Hemingway o a Cortázar como describir este momento, pero por razones obvias, eso no es posible.
El momento vivido fue profundo. De una riqueza que realmente pienso que debería compartir con ustedes, pero temo que se pueda malinterpretar, que se tome como algo chabacano.
Temo no poder transmitir fielmente el pensamiento profundo que nos dejó Tito en esa bocacalle de Perú.
Pero voy a tratar …
Quiero ambientarlos. Quiero que tengan en mente el escenario exacto en el que se produjo el hecho …
A media cuadra, la avenida, importante, con un caudal apreciable de autos que iban y venían, haciéndonos llegar por ende, un murmullo constante de motores y bocinas …
La bocacalle más bien tranquila, no muy ancha. Pese a estar cerca del centro, tenía un aire a callecita de barrio. Hileras de casas tranquilas. Algunas con cercos, otras con frentes de metal y sendos portones de acceso.
Pocos autos estacionados en ambos lados de la calle.
Algunos transeúntes, pocos, caminando lentamente hacia sus respectivos destinos, sin prestarnos mucha atención.
Era cerca del mediodía, por lo que el calor ya picaba fuerte.
Estacionados, primero la camioneta de Jose, y unos metros detrás, la de Tito.
Ernie se había bajado y estaba parado a la sombra de un tilo en la vereda de enfrente, y yo parado al lado de la chata contemplando las casitas.
Jose se quedó adentro de la chata acomodando no se qué historia del celular, los cables etc.
En eso se baja Tito, y en un movimiento lento, parsimonioso, casi les diría, teatral, se ajusta los pantalones, se pone los anteojos de sol, acerca su mano izquierda ahuecada a la cara y con la derecha se prende un faso.
Aspira, exhala el humo de la pitada, y con la mirada perdida en el horizonte, nos dice que para él, a todos los habitantes con pasaporte de esta tierra, descendientes de poderoso imperio Inca, los aglutina una característica particular y no entendí bien que más siguió por el ruido del tránsito que pasaba por la avenida.
Lo miré a Ernie, que no sé si escucho lo que dijo Tito, pero me asombró que el pibe, también con parsimonia, se puso los anteojos, dio dos pasos al costado, y puso pose de “ a estos no los conozco” …
La verdad es que me quedé pensando en esto en todo el viaje, y anoté en mi libreta: “preguntarle a Tito exactamente que quiso decir ese día”.
Así que me queda pendiente, al llegar a Buenos Aires, juntarme algún día con Tito en Malibet, y pedirle que me explique más detalladamente a que se refería exactamente con esa frase que se mandó …
La verdad es que en ese momento me di cuenta de la profundidad de pensamiento de Tito en algunos aspectos.
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En fin ¡! Nuevamente en camino, ya con dirección a los últimos poblados en suelo peruano.
Próxima escala, Mazuco !!!
Este tramo fue larguísimo.
Hicimos gran parte de noche, lo que fue una verdadera pena ya que los paisajes deben haber sido realmente impresionantes.
Bajamos en pocas horas de casi 3000 metros a unos 500 metros.
Yo estaba feliz. La altura no me había tratado muy bien, y ya me tenía un poco cansado la verdad.
Llegamos, bastante tarde, al hotel Buzios I, en Mazuco.
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Dia 9 – Sabado 27/09/14 – Mazuco – Rio Branco
Amanecer en la city de Mazuco.
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El hotel Buzios I.
No era el Sheraton precisamente …
A los pocos minutos de entrar, lo escuchamos a Robert a los zapatillazos limpios con una manada de cucarachas que salieron debajo de las sabanas.
En fin, para pasar la noche, estaba ok.
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Camino a Brasil.
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A Sergio le estaba picando el bagre, así que decidimos hacerle la pata y armar una picadita rápida para apaciguar sus necesidades de alimento. ..
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Desayuno continental para Robert.
Frutas, dulce, pan y la infaltable coca cola ¡!!
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No no no. Me mató. Miren al bon vivant de Lucas armándose un petit platano con dulce de leche Chimbote.
Eso sí que es disfrutar el momento…
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Bueno, no era Chimbote … Era ese que está ahí …
Pero para el relato quedaba mejor Chimbote …
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Jose concentrado. Creo que ya estaba palpitando los momentos difíciles que se estaban viniendo. Atrás estaban quedando los hoteles de lujo y los placeres.
Se venía la BR 317. Se acababa la joda.
Las máquinas … y los hombres … estaban a punto de ser sometidos a pruebas de dureza extrema.
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En esta travesía varios se destaparon.
Hasta Tito se puso a contar chistes.
Obviamente que al pibe le falta para llegar a contarlos con mi cancha, pero voy a decir que no estuvo mal. Nada mal .. Inclusive en algunos hasta se rieron los cabrones y todo …
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Y una vez que agarró envión no lo paró nadie …
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Las maquinas ahí. Firmes. Inmutables.
Creo que ellas presentían lo que venía.
Pero transmitieron confianza, tranquilidad y calma en todo momento.
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Ya acercándonos a la frontera con Brasil.
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Algunas escenas insólitas.
Arbolitos solitarios en medio de la frondosa vegetación …
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Signos de actividad religiosa en la zona.
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Ya muy cerca de la frontera.
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Se notaban cambios en el clima. El mismo se va tornando más tropical. El calor se siente mucho más, y también la humedad. Cada tanto aparecía una nube encima nuestro y nos tiraba un chapuzón … Después como vino se iba … y otra vez sol …
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Aca arreglando la ruta. Un poco de barro para ir calentando los motores ¡!!
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Nuevamente las vistas panorámicas que aparecían cuando estábamos en la parte alta de las lomas. Les puedo asegurar que vistas en vivo y en directo eran impresionantes.
La dimensión del amazonas se presentaba en todo su esplendor y extensión …
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Y por fin, acá estamos en la frontera con Brasil.
El trámite hubiera sido bastante rápido si Tito no se hubiera puesto en rebelde. Como no tenía ganas de ir a buscar el pasaporte a la camioneta (que estaba a cinco metros … ), mandó “pasaporte no, acá está mi DNI”.
El de inmigraciones, que era grandote y de pocas pulgas, sentenció: con DNI, llenar esos formularios, apuntando a una pila importante de papeles en un costado.
Cuando Tito vio que tenía que escribir la biblia para poder entrar al país, mascullando algo en catalán antiguo que se pareció a algo así como “se van a la rec .. de su her … “ y fue a buscar el pasaporte.
Claro. Cuando el grandote vio que Tito sí tenía pasaporte lo miro con cara de “ querido … porque no me trajiste el pasaporte de entrada ??? “….
El resto de nosotros, que ya nos veíamos todos haciéndole compañía a Tito en el calabozo, empezamos a hablar de futbol y a decir que grande Neymar etc etc etc… y bueno, ahí se calmaron un poco y lo dejaron ahí.
Yo sudaba porque Lucas bajito bajito cantaba “Brasil …. Decime que se sienteeeeee “…
En fin. El ser humano es como el escorpión. No puede con su naturaleza …
Así que apenas le estamparon el sello a Tito, lo agarramos de la camisa y lo arrastramos raudos hacia la camioneta antes de que empiece otra vez a recitar sus conocidos epítetos en catalán …
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Atrás quedaba otra frontera más …
Nos quedamos un rato mirando recelosos de que el grandote saliera de nuevo a buscar a Tito, pero por suerte no pasó nada …
Seguimos firme para adelante ¡!!!
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Si si si si, aca estamos, somos los cabrones, pisando tierra Brasileira ¡!!!!
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Vario kilómetros más de ruta impecable y mucha, pero mucha vegetación y calor tropical, llegamos a Rio Branco.
Grande Rio Branco, cerca de 400,000 habitantes según los comentarios de los locales.
Dimos algunas vueltas para buscar un lugar donde sentarse a tomar una merecida cervecita a orillas del río Acre.
Esa noche paramos en el hotel Guardapinha ( o algo así ¡! ).
Más tarde saldríamos a comer unas pizzas.
En el hotel pedimos que nos orienten para llegar a algún lugar que recomendaran para comer, y nos indicaron, haciendo mucho énfasis sobre cuales calles usar y cuales no.
A la vuelta, no se si habrá sido la paranoia o que, pero vimos unos cuantos que nos “carpeteaban” en la calle …
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Dia 10 – Domingo 28/09/14 – Rio Branco – Porto Velho
La mañana amaneció soleada y calurosa. La verdad es que tuvimos buen tiempo en la mayoría de los tramos del viaje.
En el check out, a Robert le querían hacer firmar un papel en el que se hacía responsable de todas las toallas que faltaran en nuestros cuartos.
Robert, no muy convencido, consultó con Tito, dada su experiencia en el rubro.
Para que ¡!!!
Totalmente subido al caballo, encaro derecho para la recepción, y cuando le estaba por reclamar a la mina de recepción, creo que por un segundo se avivó que no entendía una goma de portugués, y la mina no hablaba un sorongo ni de español ni de catalán, asi que al grito de “Eu … Hotelero … “, Tito le dijo que no firmamos nada.
Así que resignados, los muchachos subieron con Robert y pasaron por todas nuestras habitaciones para constatar que no nos llevamos ni los videos ni los retretes ni las toallas…
“EU Hotelero … “ Estuvo buenísima esa …
Después de la usual ceremonia de reorganización de bártulos y carga de agua y demás yerbas, nos lanzamos a la ruta 364 nuevamente.
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Estación de servicio, y a cargar por las dudas … Uno nunca sabe …
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Las caras ya estaban cambiando.
No se hablaba del tema.
Pero se sabía.
Se acercaba la BR 317. Era “EL” tramo.
Todos nos íbamos mentalizando.
Todos nos íbamos preparando.
Todos, mentalmente, íbamos repasando si teníamos todo en orden, porque ahí, más adelante, había que estar preparado para actuar. Y rápido …
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Y ahí fuimos. Hacia el destino que nos habíamos impuesto desde el principio de esta aventura.
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El paisaje ya nos iba dando señales de que se estaba transformando.
Más calor, menos civilización, menos asfalto …
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Esperando para cruzar el río en la balsa …
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Ya habían bajado los que venían de la otra orilla, y lentamente, nos fuimos subiendo.
Del otro lado, ojitos escondidos en la espesura nos observaban …
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Yo por las dudas me calce todos los pertrechos y accesorios que traje para pasar este difícil tramo: Me puse la gorra del chavo…
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Dejamos atrás la balsa, la primera de varias que habríamos de usar, y nuevamente a la ruta.
Se alternaban los tramos de tierra y de asfalto …
Este tramo fue bastante monótono, así que aproveche para hacer gala de mi dotes musicales y les cante a los muchachos que me acompañaban en la chata la marcha de San Lorenzo.
Casi me tiran por la ventana.
Claro, no me di cuenta y la cante como treinta veces en todo el tramo …
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Un stop en el camino.
Signos de la desforestación. El sol, implacable, rajaba (literalmente) la tierra.
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Descubrimos una pisada del último hombre de neanderthal que osó pasar por estas tierras …
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Llegaríamos a media tarde a la ciudad de Porto Velho, para alojarnos en el Hotel Central, pese, nuevamente, a los eternos pataleos del resto de la tropa que ya quería hacer un campamento sobre el asfalto en medio de la ruta.
Aprovechamos para ir a tomar unas capis a un lugar llamado Hangar 787…
Ahí ernie aprendió que “cambio” se dice “troco” en portugués … la clase le costo nada mas que cincuenta reales …
Día 11 – Lunes 29/09/14 - Porto Velho – Campamento Mosquito
Y aquí estamos. Nuevamente rodando, en busca de la BR 317 hacia la lejana ciudad de Manaus.
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Acá los muchachos entendieron que si no volvían a plantar arbolitos esto se convertía en un desierto en nada.
Así que acá podemos ver el producto de la reforestación … Filas y filas de arbolitos, todos parejitos… No es como el amazonas original, pero bueno, mejor que un cacho de tierra y polvo …
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Lentamente iban desapareciendo los poblados y veíamos cada vez menos vehículos venir del otro lado …
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Una cervecita en la estación antes de dejar la civilización …
Acá comenzaron los nervios de la misión apollo manaus …
Preguntandole a la gente, parece que el rango de días para llegar hasta Manaus por la BR 317 iba de 20 hs a 8 días …
Concluimos que estaban todos en pedo y la información no era nada confiable, así que seguimos adelante sin tener claro cuanto tiempo nos iba a llevar hasta Manaus …
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Aca Gustavo me estaba adelantando el menú que estaba preparando para la noche. Ya se me hacía agua la boca de solo escucharlo.
Después en el viaje me cambiaría el menú como veinte veces, pero en fin. Igualmente valoro su intención de hacernos lo mejor con los recursos que tenía a mano.
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Alguien dijo “carguemos más agua por las dudas… “ Y Lucas no se vino con chiquitas.
Agarro el bidón de 20 lts y se lo llevó a la camioneta…
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La tensión se notaba. Iba en aumento.
Acá le preguntamos a Gustavo qué iba a cocinar a la noche y literalmente nos sacó carpiendo.
Que lo trajeron engañado, que esto parecía más un tour de hotelería que si que no que va que viene … en fin. La verdad es que todavía no nos creía que hoy íbamos a acampar en serio.
Estaba convencido que lo íbamos a llevar al Sonesta de Amazonas …
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El resto por las dudas callados la boca.
No queríamos caldear más el ambiente.
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Lucas se resignó. No había caso. Habíamos llegado a punto muerto y posiciones inamovibles con respecto a la cocina.
Habrá que esperar el desarrollo de los acontecimientos para ver como sigue esta película ¡!!
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Este vino a ver si sobró algún pancho y coca cola para llevárselo a casa.
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En fin. Ultima carga de combustible. Ultima carga de agua.
Ultima picada en la civilite.
Nos lanzamos a la BR 317…
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Y finalmente llegamos.
Aquí está señores.
El punto de largada …
Como reza el cartel, estábamos a 640 y tantos kilómetros de la ciudad de Manaus …
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