Que tal muchachos…. Como están ?
Quiero aprovechar este espacio, el que usamos todos a modo de arcón de los recuerdos, para compartir con uds momentos increibles que viví, junto a mis amigos los cabrones, durante la última travesía en la tuve el honor de participar:
La Trans Amazonica 2014.
Esta travesía no fue simplemente una travesía mas. Fue LA travesía.
Fue algo que planeamos durante mucho tiempo. La fuimos preparando con entusiasmo, la estudiamos con detenimiento, la degustamos día a día durante su planificación.
Horas y horas de charlas en Malibet, los que estábamos cerca, vía teléfono con aquellos que viven por allá lejos y no podían acercarse físicamente pero que no por ello cejaron en su empeño por participar y aportar como todos, como cada uno, su granito de arena para hacer de esta una experiencia única e inolvidable.
La preparación de los vehículos fue exhaustiva, meticulosa, acorde a las circunstancias que avizoramos íbamos a transitar. Tuvimos que optimizar al máximo el espacio, de modo de poder llevar en forma eficiente todos los bártulos que habíamos inventariado: repuestos, herramientas, elementos de acampe, grupo electrógeno, heladeras etc. Absolutamente ningún detalle fue dejado sin contemplar.
Nos preparamos como para ir hasta el confín de los mundos ...
Y así fue como finalmente, un 19 de septiembre de 2014, nos largamos a la aventura. Ella nos brindo, con creces, más que sobrada recompensa como fruto de nuestros esfuerzos. Nos deleito con momentos, paisajes y riqueza cultural de los lugares que conocimos, nos exigió sobremanera tanto en lo físico como en la convivencia. Nos obligó a recurrir al ingenio, la coordinación del grupo, el esfuerzo en conjunto y horas y más horas de debate ante distintas alternativas y estrategias que se iban presentando.
En fin, no los entretengo más.
Pónganse cómodos, relájense y disfruten del paseo. Espero que lo disfruten tanto como lo disfruté yo…
Nos estamos viendo …
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SI, largas horas de planificación.
Tardes enteras inmersos en mapas, horas de google earth, miles de consultas a personas que habían realizado experiencias similares para juntar toda la info …
Y cuando les dije que el tramo entre Manaus y Santarem era en balsa, me miraron un poco raro .. ( al principio . Después se fueron acostumbrando a la idea … )
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Muchas idas y venidas, pero finalmente, el grupo, los objetivos, los planes, quedaron sellados ..
Y ahí partimos a la aventura.
Permítanme presentarles rápidamente a los integrantes …
Sergio, que podríamos decir que fue el ideólogo a la hora de definir rutas y principales lugares a recorrer … Siempre atento a las necesidades del grupo.
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Gustavo, que según él, lo llevamos engañado con promesas de actividades culinarias que no se cumplieron y se quejó amargamente del menú “pancho y coca cola” … Algún que otro integrante del grupo alegó que fue él el que nos engañó con sus promesas de alta cocina …
Pero en fin …
Hay pequeños debates que quedarán en las entrañas de la convivencia del grupo …
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Tito, que aportó con su vasto conocimiento y comentarios sobre las características más destacadas de las culturas que íbamos a visitar …
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Mauro, que se nos unió a mitad de camino. Le pedimos que se venga a darnos una mano con Tito que de tanto manejar en cualquier momento nos cocinaba a todos a fuego lento …
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Lord Robert. Como siempre, impecable a la hora de proveer los elementos indispensables para hacer que cada momento sea totalmente confortable. Desde los implementos de cocina, hasta el inseparable grupo electrógeno y todo el andamiaje de iluminación que hizo la diferencia en las noches en cada acampe…
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Lucas , que no dejó de sorprender con los delicatesen que salían a cada rato de la heladera que comandaba. Nos convirtió a todos en adictos de la conocida bebida de la lata roja …
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El Dr. José Luis. Tenía todo preparado, estudiado al más mínimo detalle … y a dos días de salir lo llamaron por teléfono y le dijeron … “tenes lugar para uno más ??”. No lo dudo ni por un momento. Dijo que sí. Un corazón de oro el tipo. A la merde con todo el análisis de espacio y ubicación de bártulos. El pibe tiró todos los bártulos al baúl, y dijo “si, venite. Hay lugar de sobra”. Yo no estaba muy convencido, pero bueno, que se yo … “es el que va a sacar las fotos” me dijeron … y como yo quería figurar, acepté. Pero eso sí. Que vaya atrás. A mí que no me rompan los quinotos … y además, que se haga cargo de la mochila …
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Ernie. Buen pibe. Apenas se sentó ahí atrás empezó a romper las bolas para que le pase alcohol en gel, galletitas, servilletas... Se tomó todas las cervezas de las heladeras y casi nos vuela todos los fusibles de la chata con su bendito converter. Pero bueno, por lo menos pude cargar la batería de mi celu y durmió todo el viaje así que no jodió tanto …
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Y heme yo aquí. El más pintón. Suerte que fui. No sé que hubiera sido de estos muchachos sin mis consejos, mi experiencia y mi capacidad de planificación. También les fui contando algunos chistes para que no se aburran en los tramos largos.
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No les voy a contar los dimes y diretes del viaje desde Bs As hasta la frontera porque ya se conocen de memoria cada ruta, cada paisaje, cada hotel y cada arbolito para acampar.
Así que vamos directo a la previa del primer momento que se convertiría en un hito en nuestro historial de travesías. Por primera vez abandonamos nuestra querida Argentina por un paso fronterizo formalmente constituido.
DIA 3 – Domingo 21/09/14 – Gral Guemes (Salta) – Hotel Palacio de Sal en Uyuni (Bolivia)
Aca en Humauaca, preparando las maquinas para entrar todos paquetes y prolijos.
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Un alto en el camino. Posamos unos minutos para los sorprendidos transeúntes que no paraban de preguntarnos a dónde íbamos y sacaban fotos a destajo de las chatas.
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Mientras tanto, sin que se dieran cuenta, Sergio y Gustavo se apropiaban de todas las existencias disponibles de bichos para la parrilla. Tito se frotaba las manos pensando en los asados que se iba a comer de la mano del gourmet Gustavo…
Salimos todos cagando cuando apareció una doña que me quiso cobrar 10 mangos por cada foto que le sacaba a la balanza…
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Aquí ya estamos por cruzar a Bolivia. Nos sorprendió la manera en la que estaba organizada la historia en este lugar. Lo que se ve en la foto es el camino principal que va desde Jujuy a Villazón. A la derecha (no se ve en la foto), estaban los edificios gubernamentales en los que se hace el trámite para ingresar con los vehículos, control de aduana, inmigración etc. Pasamos por todos y cada uno de ellos. Mientras tanto … en un camino que había por detrás de dichos edificios, cientos de personas cargadas hasta la manija con bolsos iban y venían como pancho por casa. No entendimos bien como era el sistema, pero bueno, supusimos que estaría todo controlado satelitalmente, así que seguimos nuestro camino …
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Apenas dejamos atrás el área de ingreso a nuestro vecino país del altiplano, se nos presentó este emplazamiento urbano ( Villazón).
Todos coincidimos en que las características arquitectónicas de la zona traían rápidamente a la memoria ciertos conocidos parajes de Buenos Aires.
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Como pueden observar, aquí también se dispone de los accesorios semaforiles para el conteo de segundos previos al cambio de color.
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Luego de algunos kilómetros, llegamos al área de control vehicular de Bolivia, en el que por suerte, con mucha diligencia, presentamos los papeles de nuestros vehículos y seguimos adelante, no sin antes dejar el correspondiente diezmo para la causa.
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La ruta de Villazón hacia Uyuni. Por el momento asfaltada y en buenas condiciones.
Más adelante el asfalto desaparecía sin contemplaciones, y comenzaría el rock and roll.
Varias horas y kilómetros y kilómetros a los saltos nos acercaban a Uyuni hasta que la noche nos abrazó con su manto acogedor. Aquí Tito, emulando a nuestro querido representante en la embajada Argentina ante el Gran Ducado de Luxemburgo, tiro la consabida frase “Me Quiero Ir… “.
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No les puedo decir lo cansados que estábamos de este tramo, y la cosa recién empezaba ¡!!!
Llegamos al Hotel Palacio de Sal en plena noche. Obviamente ya todo el mundo en el hotel había cenado y se fueron a dormir, asi que nuestra comida de la noche peligraba seriamente.
Nada de eso. Cuando vieron que Tito y Gustavo se pusieron violentos e irascibles ante la perspectiva, rápidamente apareció el personal y una mesa con mantel.
Diligente y profesional, se nos acercó un empleado del hotel y con una gran y amable sonrisa en el semblante, nos brindó una deliciosa sopa de zapallo y salsa de quinoa,
Si. Al día siguiente todos recordaríamos esa amable sonrisa y juramos algún día volver a saludar a ese muchacho…
Dia 4 – Lunes 22/09/2014 – Uyuni – Oruro
El día nos recibió con una mañana esplendida. Nos sorprendió la diferencia de temperatura entre la noche y el día. Las habitaciones venían equipadas con una cantidad importante de frazadas y colchas.
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Las vistas del salar eran impresionantes.
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El desayuno, como pueden observar, muy tranquilo, acorde a las exigencias del camino que estábamos por encarar en el día. Lucas con laptop en mano, revisaba concienzudamente los parámetros vitales de la expedición. Controlaba el stock de coca cola y calculaba el tiempo que nos llevaría llegar hasta la próxima posta, que, le asegurábamos a Gustavo a cada rato, iba a ser un hermoso campamento. No más hoteles de lujo …
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El hotel, todo de sal obviamente …
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Habiendo recuperado fuerzas y perfectamente listos para emprender el nuevo tramo, aprovechamos la vista para hacer un momento Kodak antes de lanzarnos a recorrer el famoso Salar de Uyuni.
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Otro momento Kodak, junto a este hito del Dakar emplazado en medio del salar.
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La extensión del Salar es realmente impresionante.
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En el medio del Salar, una “isla” de tierra y piedra.
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Aca Ernie, rápido para los mandados, fue a reserva una mesa ( de sal, obviamente), y nos esperaba, firme bajo el sol.
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Detrás llegó la infantería con el general Lucas que rápidamente puso manos a la obra en la tarea de viabilizar alimento y bebida para la tropa, que a nada más de dos horas de partir del hotel ya estaba hambrienta nuevamente… Obsérvese detenidamente el frasco de descomunales aceitunas que trajo.
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Una vista desde las alturas de la isla.
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Un toque de humor de nuestros vecinos del altiplano.
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Ya saciado el hambre y la sed del grupo, volvimos a montar nuestros briosos corceles para continuar el plan trazado meticulosamente esa mañana. Destino, Oruro …
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Mientras todos boludeaban surfeando el océano de sal, yo permanecía atento y vigilante. No vaya a ser que una mala maniobra arruine tempranamente la travesía.
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Ya despidiéndonos del Salar de Uyuni y su querido Palacio de Sal, comenzamos a concentrarnos en el próximo tramo.
Ya estaba la tropa ajustando gps, verificando mapas, chequeando los galones de combustible disponibles.
Ya estábamos en fila india con destino a Oruro. Solo nos faltaba Tito que estaba haciendo vaya a saber uno que entre los matorrales por ahí al fondo.
A los pocos metros, un raudo movimiento de Robert hacia los matorrales de la derecha comenzó a despertar sospechas entre los integrantes del grupo.
A los pocos minutos, estábamos todos visitando los matorrales sin prisa pero sin pausa, mascullando entre dientes alegorías y alabanzas a la sopa de zapallo y salsa de quinoa.
Más tarde vendría un exhaustivo análisis cruzando platos ingeridos versus matorrales visitados.
El único que no cuadró con la regla descubierta fue Lucas, pero supusimos que sus andanzas por Tanzania le brindaban niveles de inmunidad importantes al lado de nosotros, simples mortales …
En el camino hacia nuevas tierras, nos encontramos con una pequeña estación de servicio en la que se decidió parar para abastecer de combustible a las máquinas.
La pobre señora que intentó cobrar unos bolivianitos a los muchachos del grupo que se dirigían raudos al privado quedó ahí tirada a un costado.
EL primero que logró copar el área, Sergio, al salir tenía una cara que lo decía todo. A partir de ahí, los siguientes debieron entrar con hidrolavadora en mano …
La señora dejo de insistir con los bolivianitos y se retiro a distancia prudente, cosa de mitigar eventuales riesgos.
Pero esto no era nada. El Salar de Uyuni tenía más sorpresas aún ¡!!!
Resulta que el combustible para extranjeros tenia precio diferencial ( mas caro obvio), política que, coincidimos todos, no era precisamente muy apropiada para fomentar el turismo en la zona.
Por lo tanto, apelando a la diplomacia y el poder de convencimiento naturales en los cabrones, llegamos a un acuerdo de mutuo beneficio con los administradores del lugar. El famoso y salomónico “partimos al medio ? “.
En fin. Las anécdotas de los momentos vividas en la maniobra están a disposición del interesado por cuenta y orden de los integrantes del viaje.
Solo voy a decir que la pobre señora de la estación nos miraba con ojos estupefactos, seguramente pensando “de donde vendrán estos locos” …
Y así, con la panza vacía, el caño de escape ardiendo, y los tanques de combustible bien llenitos, partimos hacia Oruro, tierra de opulentos empresarios de la minería y el petróleo …